Mercedes VigilEntusiasta y feliz, disfruta cada segundo de la vida; nacida en Montevideo, en el seno de una familia con la necesidad de “contar cosas” a través de la palabra escrita , empieza a escribir a los seis años , pero cuatro décadas más tarde recién publica su primera novela .A partir de ese momento su pluma no para de generar producciones que no tardan en convertirse en los elegidos del público lector. Llega así, a ser hoy, una de las escritoras del género novela histórica más vendida del país. Sus novelas y trabajo en pro de la cultura le han hecho merecedora de múltiples premios, reconocimientos e invitaciones a dictar conferencias y charlas en varios países.
¿Cómo surge Mercedes Vigil escritora?
Creo que hay mucho genético, desde que hubo un Vigil en estas tierras siempre tuvo algo que decir con la palabra escrita. Constancio Vigil, Carlos y Daniel Martínez Vigil fundaron entre otras la revista Literaria, la Alborada. Mi abuelo y mi bisabuelo eran abogados y políticos, pero también escribían de todo porque sentían la necesidad de contar cosas. Yo lo hago desde chica con poesía, cuentos cortos y novela histórica desde hace 15 años.
Por qué la elección del género Novela Histórica, qué te seduce del mismo?
Creo que el género me eligió y no yo a él. Escribir novela histórica es un gran desafío y hay que llevar en la sangre una curiosidad natural, no cargar con demasiados preconceptos y tener la cabeza abierta a la hora de investigar. El género atrapa, cautiva, enseña y te obliga a buscar la alteridad con el otro, lo que siempre es una tarea apasionante, aunque ardua. No basta con querer escribir una novela histórica, hay que tener actitud y aptitud para hacerlo y eso no es voluntario, no se aprende, solo se perfecciona pero hay que tener el don.
El error de algunos escritores a la hora de intentar abordar el género es pretender aplicar una ecuación preestablecida, seguramente se equivoquen puesto que el mérito de la novela histórica está en lograr conectarte con la psiquis del personaje, rescatarlo y dárselo al lector en un marco verosímil, de otra forma tu trabajo será un fracaso. No hay cosa peor que enfrentarse a un protagonista del siglo XIX y traerlo al presente sin ubicarlo en su adecuado contexto, no solo desde el punto de vista historiográfico sino psicológico. No basta con hacer al lector conocer su época, hay que lograr que la “sienta” y en ello la cualidad del escritor a la hora de quebrar la inercia temporal es vital.
¿Qué tiene que tener un personaje de la historia para convertirse en protagonista de una de tus obras?
Primero tiene que llamarme… Hace años que comprobé que ellos te llaman, te susurran su historia, te alientan a que la escribas, te revelan detalles ... Mi relación con ellos es peculiar, mezcla de “revelación” con un gran trabajo. Nunca he escrito sobre nadie que no se me revelara antes. Tampoco he podido hacerlo sin antes leer y trabajar mucho el personaje y sus circunstancias.
¿Cuál fue el personaje de tus novelas que te causó más fascinación hasta ahora?
Sería injusto no decir que todos y cada uno lo han hecho. Irma Avegno fue una mujer que me sedujo desde el vamos, tan inteligente, tan independiente y tan mujer. Pittamiglio aún me ronda…
Matilde fue un ejemplo de coraje y visión para todas las mujeres…Clara García de Zúñiga me hizo comprender lo que la violencia intrafamiliar puede hacer con una mujer… en cualquier tiempo y geografía. Hoy su martirio está vigente y hay miles de mujeres que aún sufren violencias similares…por eso sentí que debía devolverle la voz. En Hijas de la Providencia cada una de sus protagonistas me enseñó algo…Virginia, Juana, Doha, Marina… | | Te nombraron Ciudadana Ilustre, un honor para cualquier ciudadano: qué reflexión te merecen algunos de tus colegas que lejos de sentirse orgullosos de que un escritor uruguayo sea distinguido con tal honor, se opusieron. El éxito de un colega en el Uruguay molesta?
Ese hecho patético es el termómetro de lo enfermo que está el ámbito cultural nacional. Hace años que se ignora el valor literario y ético del creador para sobreponer intereses personales y amiguismos. Hay decenas de creadores talentosos boicoteados por un clan que maneja premios, cargos y distinciones sin más mérito que su capricho. Por eso he puesto sobre la mesa varios temas como rever las bases de los premios nacionales que, salvo excepciones aisladas han sido feudo para complacer amiguismos.
La necesaria apertura a nuevas estéticas literarias denostadas por un corpúsculo que mezcla ignorancia con frustraciones propias. La imprescindible valoración moral y ética de quien se sienta en la Academia Nacional de Letras y que debe ser un puente hacia la cultura y no una valla insalvable. Con la salida al público de esa carta- confesión de sentires mezquinos- muchos ciudadanos se han comenzado a preguntar quién es quién. Se asombran al descubrir que gente que nada aporta a la cultura reclama ser juez en la literatura nacional, además de usufructuar beneficios que aportamos los contribuyentes uruguayos. Creo que ha llegado la hora de no cobrar al grito y demostrar qué hace cada uno por la cultura, esto no puede seguir siendo como aquel juego infantil del que primero llegó a Sevilla se eterniza en su silla…
Como liberal a ultranza creo que en la esfera privada cada cual es libre de seguir sus impulsos naturales pero cuando interfiere en la esfera pública la cosa es distinta. Además la solvencia hay que demostrarla y no declararla. Porque la cultura pertenece a la nación y no debe ser pasible de convertirse en un objeto de propiedad privada y por ello, sujeto a las pasiones de unos pocos. Siempre que algo funciona mal hay responsables y, como en cualquier ámbito hay que ubicar responsabilidades para luego construir.
Qué encuentra el público lector en tus novelas que las convierte en éxito?
Esa es una respuesta casi imposible de darte. Definir el por qué el público te elige año tras año es un misterio, pero creo que está dentro del fenómeno de la novela histórica que hace décadas es el género predilecto en el mundo. El lector gusta sumergirse en la época y circunstancias de los personajes, si el escritor logra la alteridad quien lee una novela histórica aprende más de su pasado.
En esta época en la cual la oralidad se ha ido perdiendo la novela histórica pretende recuperar nuestras vivencias pasadas pero eso no se logra solo con recrear la historia con mayúsculas, sino que es necesario también revivir lo cotidiano, lo mínimo.
¿Qué características personales identificas en tus novelas?
La respuesta es ambigua quizás por las características propias del género. Toda obra tiene mucho del sentir del autor, es producto de un desdoblar pasiones, gustos, éticas y estéticas. Sin embargo, personalmente lucho porque en cada trabajo mi presencia sea moderada más allá de que siempre está presente la curiosidad y pasión de Mercedes. Creo que en la búsqueda de esa alteridad imprescindible el escritor de novelas históricas no
debe silenciar al personaje de forma tal que el lector escuche sin obstáculos la voz del protagonista. Esto da a una obra la verosimilitud necesaria para hacer creíble una trama, si el escritor habla demasiado entre líneas no aparece claramente el personaje y el resultado se neutraliza. Al lector le gusta poder volar con su imaginación cuando tiene entre manos una novela histórica y para ello necesita ser incitado a comprender al personaje pero no dirigido. Allí esta el límite.
¿Qué es lo nuevo que se está gestando en la pluma de Mercedes Vigil?
Hace meses que trabajo en dos obras diferentes. Una es una historia que narra la llegada a la Cisplatina de un clan de gitanos portugueses: sus costumbres, sus padeceres como pueblo perseguido en medio de una sociedad marcada por la presencia del poder brasileño de la mano de Carlos Federico Lecor, Barón de la Laguna. La lucha por la hegemonía. Los “lagunistas”, la actitud cómplice de los centros de poder nacional y la condena a todo aquel que no siguiera las normas establecidas.
La segunda es la historia de seis amigas que en la actualidad se reúnen para contrastar sus historias de vida y nos muestran como cada cual cuenta de la historia lo que le toca en suerte. En esta última se hace patente como la historia nos recorre a cada uno de diferente manera y ese es el valor último del paso de la vida por cada individuo. Lo demás son meras estadísticas que no hacen carne en la gente. |
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