DEFORMADORES DE OPINION

40 comentarios

A lo largo de mi vida y por imperio de mi profesión he visitado muchos medios de comunicación. Fui entrevistada por periodistas de diversas razas, credos y nacionalidades - Egipto, Colombia, Argentina, EEUU, España – en todos los casos fueron experiencias gratificantes.

Increíblemente este viernes viví una situación surrealista en radio El Espectador. Aconteció a las 14 y 30 en una “entrevista” que se acordó sería personal, de 15 minutos y terminó siendo  telefónica y a las apuradas. Evidentemente los temas importantes para ese programa pasan por otro lado y no vale la pena ahondar en los detalles.

Ya  muchos de ustedes me enviaron comentarios a este blog y mails al respecto, lo que indica que ese tropiezo de monólogos tuvo bastante difusión. Digo monólogos porque en ningún momento sentí que del otro lado de la línea hubiese un ser pensante, que supiera con quien hablaba, capaz de valorar los juicios que se emiten frente a un micrófono y menos, de vincular mis respuestas a sus preguntas.

¿Cómo alguien sin esas cualidades vitales para todo periodista trabaja de periodista?

Sencillo, hace algunos años que vender espacios de radio da más rédito que contratar a profesionales especializados. Todo es posible si se da con el precio justo.

A mi personalmente no me quita ni me agrega nada el episodio, bástame con hacer mi tarea en tiempo y forma, que es escribir. También con ejercer mi calidad de ciudadana, lo que no se limita a pagar impuestos, sino a controlar y opinar libremente sobre como se gestiona la sociedad en la que vivo y que ayudo a sustentar.

Estoy convencida que este episodio es solo un síntoma de la crisis de valores por la cual atravesamos, que no solo es de formas sino de fondo. Esta crisis afecta a políticos, artistas, profesionales, estudiantes, obreros, comerciantes, periodistas.........En todos los casos resulta preocupante, pero mucho más  cuando se refiere al ejercicio del periodismo.

¿Porque?  En este siglo XXI la democracia y todo lo que ella implica esta a la sombra de los medios de comunicación, se ha convertido en una “media-cracia”.

Poco se debate sobre ideas, funcionan mucho más las pautas de los medios. Ellos escriben la agenda política y el ciudadano queda en un limbo del cual le es difícil salir.

La prensa ha dejado de ser el vehículo entre el político- mandatario- y el ciudadano- mandante. 

Es frecuente ver a sujetos con micrófono que olvidan la honorable tarea de informar y garantizar una justa comunicación entre los integrantes de la sociedad.

Otros, solo parecen tener aptitud para leer la cartilla de farmacias de turno o estaciones de servicio. Lo patético es que cuando logran dar el gran salto hacia el programa propio, hacen alarde de una ignorancia brutal.

En muchos casos  se involucran emocionalmente y no logran resistir la tentación  de manipular la entrevista, lo que los convierte en “mediocres deformadores de opinión”.

Read On