ARTICULO EN VOCES 06/10/2012
Cuando siento hablar a los políticos de hacer plebiscitos me
gana algo parecido a la indignación. Y no es sólo porque somos un país pobre,
ni porque ese mecanismo está en descrédito desde que nuestro parlamento borró
de un plumazo dos pronunciamientos populares sobre la ley de caducidad, con una
temeridad que no hemos visto utilizar ni a la dictadura militar. Me indigna
pensar que nuestros legisladores no se animan a hacer su tarea. Máxime en un
caso en el que “saben” claramente que las encuestas los apoyan.
¿Qué más necesitan? Si se hace el plebiscito
es claro que se aprueba la ley.
¿Para que diferir esta decisión gastando tiempo
y dinero ajeno?
Vivimos en un universo
en donde los seres humanos están tomando decisiones permanentemente. En estos
momentos tenemos médicos, jueces, bomberos, policías, pilotos, enfermeros,
salvavidas, etc., etc. tomando decisiones en fracciones de segundos.
¿Cómo podría funcionar la
sociedad de otra manera?
¿Qué sería de nosotros si ellos temieran decidir cuándo
deben hacerlo?
No se necesita cavilar en exceso para aprender que hay algunas reglas
básicas a la hora de decidir: Conocer el asunto en cuestión, tener visión,
mente abierta, conocer las alternativas posibles, advertir los resultados que
puede acarrear esa decisión o la no toma de esa decisión. Nuestra vida está
llena de decisiones y me provoca cierta vergüenza la dificultad que muestra
nuestro sistema político para tomarlas. Sin dudas en el tuétano de la toma de
decisiones siempre se requiere de coraje, más cuando esas decisiones se toman en representación de
la ciudadanía.
En el
caso del aborto, la posición personal debería quedar en segundo lugar ante la
urgencia de la situación. Se puede disentir o no con el aborto, pero no se
puede llevar a una mujer presa por abortar. Es función de todo legislador crear
leyes que tiendan al beneficio colectivo.
Se debe tener en
cuenta la realidad objetiva y no la subjetiva. Y esta rompe los ojos: se nos
mueren mujeres pobres por falta de una atención digna a la hora de interrumpir
su embarazo. ¡Todos lo sabemos!
Nadie
puede negar que es necesario detener este flagelo que ataca a las “mujeres más
pobres”, que son las que deben recurrir a clínicas abortivas de segunda. Porque
aquí se trata de eso, de dinero: Si lo
tienes, este problema no existe. Si no lo tienes debes acudir al primero que te
tienda una mano, que generalmente no es el más idóneo.
En ciertas
oportunidades actuar lento es como no hacerlo. Necesitamos una ley ya y ahora….
Luego hay que educar, crear situaciones para evitarlo, formar jóvenes en el
sentido de una paternidad responsable. Diferir la decisión en un plebiscito no
solo es carísimo y lentísimo sino que me hace pensar que hay muchos
legisladores que no están dispuestos a pagar el costo político de enfrentar
nuestra realidad.
Sera para luego poder decir” Yo no fui”.
Mercedes Vigil
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Sobre miLo mejor de mi
Mercedes
Obras: El alquimista de la Rambla Wilson: Planeta, 2004. El Coronel sin Espejos: Planeta, 2004. Matilde, la mujer de Batlle: Planeta, 2004. El mago de Toledo: Planeta, 2005. Cuando sopla el Hamsin: Martínez Roca, 2006. El mago de Toledo: Edición ampliada; Martínez Roca, 2007. Tiempos Violentos: Planeta, 2008. La otra María: Planeta, 2008. Hijas de la Providencia: Sudamericana, 2009. Biblioteca Mercedes Vigil: R.H.Mondadori, 2010. Gitana: R.H.Mondadori, 2011. Brujas Blancas: R.H.Mondadori, 2012 Ha publicado sus cuentos cortos en Antología del cuento uruguayo II, ContigoCuento para UNICEF y Selección de Escritoras uruguayas. Reconocimientos: Mujer del año 2000. Mejor desempeño literario 2002 y 2003. Premio Integración Cultural 2002.PRODIR. Premio Dragón de San Fernando 2003. Miembro de honor del Círculo de la Prensa de Uruguay, 2006. Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Montevideo, 2010. Premio Victoria 2010 Premio Victoria 2011 Premio Horus 2012 Premio Nacional de Periodismo "José Enrique Rodo" 2012 Labels |
Estimada Mercedes,
Tu artículo es muy claro y enfoca el tema en el punto correcto.
No estamos hablando de una ley que promueva el aborto sino de una ley que proteja eficazmente a las mujeres "más desamparadas".
La mayoría de la sociedad quiere eliminar la hipocresía.
Me alegra escuchar tu valiente opinión.
Saludos cordiales,
Pablo
Exelente su postura, no se trata de abortar o no se trata de salvar vidas.
Magela
Salvar vidas? Parece totalmente irónico tu comentario.
Este tema no admite ironía, demora ni demagogia.
Mercedes
oigan con paciencia gente, no nos desviemos del tema.
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