¿A quien representa el Sr Gil?




Al fin, por 16 votos en 17 presentes, el Consejo Directivo Central (CDC) de la Universidad de la República, concedió ayer el título Doctor Honoris Causa al escritor peruano y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa.

Felicito a Rodrigo Arocena por recordar la frase magnífica de Wilson Ferreira Aldunate: "La libertad es primero que todo, libertad para quién no piensa como uno".

El único voto en contra en el CDC fue el de Facundo Gil que representa a la  FEUU.

¿Representa el Sr. Gil a la mayoría de nuestros estudiantes?

De ser así estamos en serios problemas.  

Transitamos el siglo de la globalización, tiempos en los que Internet y los diversos medios de comunicación han borrado las fronteras y las noticias vuelan...

Ya nadie puede hablar alegremente como lo hace Gil, sin resultarme por lo menos, trasnochado.

No corresponde discutir la “vocación democrática” de Vargas Llosa o criticarlo  por ser un hombre político. Cualquiera sabe que también lo fueron García Márquez, Benedetti y Saramago y nadie discutió sus valores literarios.

Si continuamos recorriendo ese camino para evaluar méritos deberíamos retirar muchos galardones. Yo comenzaría con todos aquellos que por 50 años apoyaron el régimen castrista.

Nadie en su sano juicio puede en este siglo afirmar que Cuba es una democracia.

Tampoco es posible criticar a un escritor por ser un “empresario” o, como se ha dicho, por trabajar para multinacionales.

Nadie serio puede creer a esta altura que alrededor de los popes de la literatura universal, giran modestas editoriales artesanales manejadas por obreros solidarios que comparten sus ganancias.

Permítame el Sr Gil y los estudiantes de mi país que les cuente lo que viví personalmente en Colombia durante el IV Congreso de la lengua.

En el mismo se efectuó un merecido homenaje a uno de mis escritores preferidos: Gabriel García Márquez.
Sepan mis coterráneos que multinacionales como el Grupo Planeta o la  Fundación Alfaguara invirtieron millones de dólares para que decenas de escritores del mundo acompañáramos al homenajeado.

A nadie se le ocurrió – mucho menos al propio García Márquez- rechazar semejante homenaje. Lo recuerdo muy emocionado y agradecido.

Éramos 500 los asistentes al evento en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias.

En primera fila estaba Juan Carlos, rey de España y Bill Clinton, ex presidente de los EEUU.

Creo que ninguno de los presentes desconocía que a un hombre como a García Márquez hay que admirarlo por su talento, olvidando discrepancias políticas.

Sería bueno que nuestros estudiantes, que son nuestro futuro, aprendieran que a los grandes creadores hay que evaluarlos por su calidad moral, su talento específico y su obra. No por su ideología.

Me pregunto que pasaría con la literatura universal si William Shakespeare, Dante Alighieri, Nicolás Maquiavelo o Marcel Proust debieran someterse a juicios como el del Sr Gil para ser leídos, amados y reconocidos como genios.


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