Por Federico Gastón Guerra
Un suceso policial único en 1913
La historia comenzó en la alta sociedad Uruguaya y culminó en Temperley y Turdera.
EDICION CORREGIDA DE UNA MUJER INCONVENIENTE
SUPLEMENTO
DEL DIARIO LA TERCERA
Buenos Aires, Argentina
Año 2 - Nº 18 -
Lunes 25 de febrero de 2013
Irma
Avegno
Una historia enmarcada en la leyenda
Por Federico Gastón Guerra Un suceso policial único en 1913 La historia comenzó en la alta sociedad Uruguaya y culminó en Temperley y Turdera.
Decía la carta: “Don José, perdóneme
porque soy muy desgraciada, se que lo dejo a Ud. y a los suyos en la pobreza,
pero he de pagar con mi sangre (yo que amaba tanto la vida) el delito que he
cometido.
Vuelvo a pedirle que me perdone”.
Esas líneas, fechadas el 6 de junio de
1913, fueron dirigidas por Irma Avegno –una muchacha de la alta sociedad
uruguaya aficionada por las apuestas de caballos–al secretario de Estado de la
República Oriental del Uruguay, José Romeau. La apostadora estaba emparentaba
estrechamente con él.
Las turfwoman son una especie muy
exótica en la jerga de los burros: son muy osadas y han de apostar no sólo lo
suyo sino lo de los demás, sin distinción. Los caballos son un trampolín para
elevarse a otros vicios e incluso llegar al suicidio, como lo hizo Irma.
La fortuna era la única ambición en la
vida de Irma: no se conformó sólo con el juego, ya que también dejó gran parte
de dinero en acciones, remates de campo, empréstitos compraventas de campo...
El metálico brillaba entre sus manos y
se multiplicaba a caudales, pero cuando sus finanzas empezaron a revertirse fue
su amiga, Eulalia Rubio, quien la respaldó con una fuerte suma.
Más tarde, el secretario de Estado,
José Romeau, dio su firma como garantía ante los bancos uruguayos. La turfwoman
envuelta en la avaricia libró gran cantidad en pagarés a nombre del
funcionario.
Avegno escribió la carta en un momento
en que víctima de las deudas impagables y de la vergüenza más profunda escapó
hacia Buenos Aires desde Montevideo. Un disfraz y una peluca le sirvieron de
atuendo para pasar inadvertida por los controles aduaneros de aquella orilla
del Plata.
Su padre, Pedro Avegno, el secretario
Romeau y su amiga, Eulalia Rubio, al darse cuenta de su desaparición, al día
siguiente, comenzaron a telegrafiar a Chile, Brasil y Argentina.
Cierto era que la prófuga se
encontraba en Temperley. Ella, había llegado hasta aquí por tranvía y no por
tren desde la Capital Federal.
Su misión era llegar hasta el Hospital
Español de Temperley, ya que ahí se encontraba la hermana de su amiga
cumpliendo votos de monja de clausura. La entrevista, con la monja, se produjo
al día siguiente del arribo de Irma a la Argentina; esta le contó a Sor Isabel
(llamada Margarita Rubio) todas sus vivencias, y la religiosa no la comprendió
y la expulsó del hospital. El escritor / periodista N.N. de las carreras
aseguró: “Avegno no tuvo más remedio que refugiarse en la garita del empalme
Temperley, ya que era buscada incesantemente por la policía”.
Y en el informe: “El guardavías, Pedro
Curuchet, le dio hospedaje sin interrogarla. Ese 11 de junio de 1913, en las
instalaciones de Curuchet, estas aún existen y están a escasos metros del
Hospital Español. Irma comió, durmió y fiel a la costumbre uruguaya compartió
unos mates con el cuidador de la barrera”.
El relato prosigue y se develan más
datos: “Este más tarde fue vendido a un desconocido en una fuerte suma”.
Estos sucesos los cuenta el reportero
de los “burros” en un libro en donde da a conocer ciertas curiosidades
relacionadas con el mundo del turf.
En la obra “Paren las rotativas,
historia del periodismo gráfico en la Argentina” Carlos Ulanovsky dice que
Oscar Lanata era el nombre de N.N. de las carreras, quien trabajó por mucho
tiempo en el diario Clarín.
En definitiva, a las 5 de la tarde del
11 de junio Avegno volvió al Hospital Español para pedir ayuda, clemencia y
una vez más fue rechazada. Retomó sus pasos, los mismos que había caminado por
la vía del entonces ferrocarril Oeste. Allí, relataron las primeras crónicas de
la época y N.N. de las carreras, dos disparos en su cabeza, con un revolver que
la acompañó desde el primer momento, pusieron fin a su vida.
Un quintero de apellido Gianinni
recogió su cuerpo, horas después.
El jueves 12 su familia recibió un
telegrama que decía: “B.A 12 Arturo Brizuela jefe de policía de
investigaciones.
Montevideo. Policía Capital Buenos
Aires. Urgente 10 y 15 a.m. En este momento hemos encontrado el cadáver de Irma
en Temperley, pueblo vecino a la Capital Federal. Se ha suicidado de bala”.
Los diarios de la época expusieron
grandes titulares con lo sucedido; le dieron una gran cobertura a un hecho que
no dejó de impactar a una sociedad que todavía no se acostumbraba a las
portadas con sucesos policiales.
En el libro “Llavallol, ojeando
recuerdos”, puede leerse: “El cadáver previamente embalsado por el doctor
Laureano Ramírez fue velado en la Comisaría de Lomas, con la asistencia de sus
familiares llegados desde Montevideo, como así altos funcionarios de ese país”.
“Se traslada el cuerpo, por
ferrocarril, en un tren fúnebre -prosigue el libro sobre Llavallol- propio de
ese tiempo hasta Constitución, y de ahí al puerto, seguido de una muchedumbre,
la que se duplicó a su llegada a Montevideo, para acompañarla al cementerio
local.”
Una pobre cruz de palo señaló el lugar
Años más tarde el poeta radicado en
Turdera Jijena Sánchez decía en su poema “Memorias de Turdera”: “Desde las
casas se divisaban (...) las cúpulas del Hospital Español/ Aquí fue a pedir
auxilio llamando a las Hermanas/ Irma Begno (sic) que se jugó la vida / (...)
Una pobre cruz de palo señaló el lugar/ durante años/ Un día un linyera se la
llevó/ para hacer mate. No se supo mas”.
Leyenda sin duda, de Borges tal vez.
Realidad al fin. Irma Avegno, así pagó su deuda con la sociedad, y entró en la
historia popular como ella lo vaticinó en su escrito: “He de pagar con mi
sangre -yo que amaba tanto la vida- el delito que he cometido”.
Cumplió.
Enmarcada en la leyenda
Mercedes Vigil - Entrevista Exclusiva
“Irma fue una mujer absolutamente
inconveniente para su época”
La escritora uruguaya editó en 2000
por la editorial Planeta una novela sobre la vida de Irma Avegno bajo el título
de “Una mujer inconveniente”. Y en una entrevista exclusiva con Raíces cuenta
detalles de su obra y de la vida de esta singular mujer que califica como
“Bendita: libre, inteligente, amada por el pueblo y consultada por
financistas”.
¿Por qué decidió novelar la vida de
Irma Avegno?
- Llegué a saber de Irma hace décadas
leyendo un libro de Historia del profesor Barran en el cual la nombraba como
una mujer “algo descarada”. Le dedicaba apenas dos líneas, bastante acidas. Más
adelante, en los noventa conocí a varios periodistas que se referían a ella en
forma despectiva, fruto de esa mirada androcéntrica que se ha tenido siempre de
nuestra historia. En verdad nadie había acudido en busca de la verdadera Irma,
una mujer que hizo tambalear el segundo gobierno de Don José Batlle y Ordoñez,
causó el suicidio de un diputado nacional y la renuncia del Ministro de
Relaciones exteriores de la época. Además, fue la primera mujer requerida por
INTERPOL y por lo acontecido en su caso, se promulgó unos meses después de su
muerte la primera ley de usura en Uruguay. ¿No merecía Irma Avegno una
investigación seria sobre su vida, y más aun sobre su muerte? Me puse a
investigar. La prensa de época es pródiga en su caso, hay mucha información.
Resultó ser una mujer independiente, culta, genial, hábil, generosa…pero
absolutamente inconveniente para su época.
- ¿Qué significó Irma para la vida del
Montevideo de la década del 10?
- En torno al caso Avegno se creó una
situación “de eso no se habla”. Para la prensa amarillista y los políticos, era
una piedra en el zapato. Para la alta sociedad, una descarada - sobre todo sus
pares femeninas-. Para el pueblo, una mujer generosa. Irma paseaba sola por la
calle, fumaba, era homosexual declarada y muy inteligente. Todo esto resultaba
absolutamente inadecuado para la época. Por otro lado cuando el buque Roma
llegó con su cuerpo al puerto de Montevideo la esperaban cerca de 50.000
personas, muchas con carteles de apoyo, agradecimiento, se publicaron novenas
en su honor. En general, el pueblo llano la adoraba y aun hoy se me acerca
alguien para contarme que su abuela se llamaba Irma en su honor, hubo muchas
niñas bautizadas con su nombre como homenaje.
- ¿Se sabe con certeza si Irma se
suicidó o hubo algún plan para callarla?
- En Uruguay nadie discutió el tema en
voz alta ya que el diario El Día era el que marcaba el rumbo de las noticias y
era propiedad de Don José Batlle y Ordoñez – Presidente-. Con la conmoción que
ocasionó este caso en su gobierno la orden fue clara: suicidio. En los
corrillos no estaban tan seguros. En la Argentina hubo otra reacción: la prensa
comentaba que si Irma Avegno hubiese hablado serían muchas las reputaciones que
hubiesen caído. Ella manejaba dinero de políticos y empresarios, muchos de los
cuales se enriquecieron prestando dinero a intereses usureros. En las calles
estaban seguros que la mandaron matar para que no hablara.
- ¿Fue maldita o bendita entre todas
las mujeres?
-¡Bendita! Una mujer libre,
inteligente, amada por el pueblo y consultada por financistas. Sin importar su
final, reunir esas características en el novecientos era sin dudas ser
adelantada a su tiempo.
- El caso conmocionó al Uruguay:
¿Resuenan aún por allá algunos ecos?
Si, es un caso que siempre está sobre
la mesa, cada tanto hacemos reportajes o programas sobre Irma. Yo escribí una
obra teatral para conmemorar el bicentenario de mi país que se represento en el
teatro Solís el pasado 8 de marzo -día internacional de la mujer-. Entre las 24
mujeres que estaban sobre el escenario representando a las mujeres definitivas
de la historia nacional estaba Irma Avegno, una mujer singular. La gente gusta
mucho elucubrar sobre su vida y, especialmente, sobre su muerte.
Se dice de mí (1)
La historia de Irma Avegno me llamó la
atención (…). Los datos periodísticos aquí consignados son de la época, no obstante
siento que la parte más sustanciosa de este drama, se me escapa por
temporalidad y por no haber conseguido despejar las incógnitas que entre
líneas, ofrecen las versiones periodísticas.
Es destacable la trascendencia de los
sucesos acaecidos después de su muerte, en un ámbito social y geográfico que no
le era propio; como la cantidad de gente en su velorio de Lomas de Zamora, para
ese entonces casi un despoblado.
La concurrencia de parientes, la
recepción en Montevideo del féretro y en el acto de despedida del cementerio
central, plantea una serie de preguntas: ¿Se mató o la mataron? ¿Quiénes eran
sus cómplices? ¿De quién huía para internarse en los campos de la periferia de
Buenos Aires, si tenía parientes en la ciudad? ¿Por qué se escapó del Hospital
Español de Lomas de Zamora donde le habían dado hospedaje? ¿Quiénes eran los
dos individuos que la perseguían según deja entrever la revista Caras y
Caretas? ¿El arma, supuestamente un 38, que llevaba consigo la trajo de
Montevideo? Según dicen se disparo dos tiros en la cabeza: ¿Con uno no era
suficiente?
Tal vez el título de Mercedes Vigil
“Una mujer inconveniente” sea suficientemente descriptivo para este “culebrón
montevideano” (Ver Mercedes Vigil - Entrevista Exclusiva)
(1) Texto que bajo el título Irma
Avegno, realmente inconveniente, publicó el diario El País de Uruguay.
La novela de su vida
La escritora Mercedes Vigil noveló
esta tragedia bajo el título: Una mujer inconveniente: la historia de Irma
Avegno.
Vigil, en su blog, reseña su obra: “La
historia de Irma Avegno es la de una mujer inconveniente, que la sociedad del
“disciplinamiento” soportó hasta que no pudo cobrarle, con usura, sus
desplantes. La vida de una feminista práctica: prestamista y especuladora
-cuando esas actividades eran exclusivamente masculinas- exhibiendo en público
sus inclinaciones amorosas diferentes, apasionada por los caballos de carreras,
pero auxiliando siempre a los más pobres. Integrante de la clase alta, más aún
de la casta gobernante, su trágica caída tuvo resonancias al más elevado
nivel”.
“Provocó la renuncia de un ministro
del Gobierno de Batlle y Ordóñez y el suicidio del presidente de la Cámara de
Diputados en el convulsionado 1913. Un fresco de la sociedad montevideana del
900 donde aparecen hechos y personas que dejaron su impronta en la construcción
del país: el dictador Terra, Batlle y Ordóñez, Francisco Piria y Delmira
Agustini, entre otros. Un drama moderno de corrupción y poder”, indica la
escritora en http://mercedesvigil.blogspot.com
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Sobre miLo mejor de mi
Mercedes
Obras: El alquimista de la Rambla Wilson: Planeta, 2004. El Coronel sin Espejos: Planeta, 2004. Matilde, la mujer de Batlle: Planeta, 2004. El mago de Toledo: Planeta, 2005. Cuando sopla el Hamsin: Martínez Roca, 2006. El mago de Toledo: Edición ampliada; Martínez Roca, 2007. Tiempos Violentos: Planeta, 2008. La otra María: Planeta, 2008. Hijas de la Providencia: Sudamericana, 2009. Biblioteca Mercedes Vigil: R.H.Mondadori, 2010. Gitana: R.H.Mondadori, 2011. Brujas Blancas: R.H.Mondadori, 2012 Ha publicado sus cuentos cortos en Antología del cuento uruguayo II, ContigoCuento para UNICEF y Selección de Escritoras uruguayas. Reconocimientos: Mujer del año 2000. Mejor desempeño literario 2002 y 2003. Premio Integración Cultural 2002.PRODIR. Premio Dragón de San Fernando 2003. Miembro de honor del Círculo de la Prensa de Uruguay, 2006. Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Montevideo, 2010. Premio Victoria 2010 Premio Victoria 2011 Premio Horus 2012 Premio Nacional de Periodismo "José Enrique Rodo" 2012 Labels |
Este es el mejor libro que he leído en mi vida. La felicito y ya encarge la nueva edición.
Ángela.
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Cuando lo leí me conmovió muchísimo. Lo más posible es que haya habido un complot para asesinarla, porque de lo contrario podría descubrir a los prestamistas que eran de las más encumbradas personalidades. Estupenda investigación...Debería hacerse una película, de hecho parece el guión de película