Entrevista revista CARAS: julio 2008.





































“QUIERO INVITAR A MIS LECTORES A QUE SUEÑEN”
La escritora Mercedes Vigil en la intimidad de su casa

Escribe desde que tiene seis años, pero vaya a saber uno por qué esperó casi 40 años para publicar su primera novela. Desde el año 2000 se convirtió en la escritora uruguaya más leída, ganando varios Libros de Oro, por récord de ventas de sus obras. Su pasión por investigar la hizo dar a conocer facetas desconocidas de personajes tales como Irma Avegno, Humberto Pittamiglio y Máximo Santos, Matilde Pacheco, Venancio Flores, entre otros. Sus lectores saben que Mercedes Vigil (50) es una mujer entusiasta y feliz, que no deja que el tiempo se le escape, “siempre me despierto con la sensación
de que me estoy perdiendo algo. Es que la vida es tan fascinante que quiero levantarme rápido y no desaprovechar ni un segundo más sin vivirla”, afirmó la exitosa escritora.
—¿Por qué recién en el 2000 decide escribir un libro?
—Yo creo en las causalidades no en las casualidades. En el año 99 una de mis hijas se enferma de mononucleosis y contraté a una maestra para que viniera a darle clases a mi casa para que no se atrasara. Ella, Cristina Prato, trabajaba en la editorial Fin de Siglo. Pasados unos meses, me llama Edmundo Canalda, dueño de dicha editorial, y me dice que Cristina le había comentado que yo era una mujer que escribía todo el día pero que nunca había publicado nada y me preguntó el porqué. Le dije que escribía para mi disfrute, que no creía que a la gente le interesara. Me pidió que le llevara la historia de Irma Avegno y pensé que no la iba a leer. Le dejé el material un viernes y al lunes siguiente me llama y me dice que le encantó
—¿Se imaginó que a partir de allí ganaría tantos premios
—A la semana de haber salido mi primer libro, me llamaron de los dos programas más prestigiosos de la televisión de ese momento: Agenda confidencial y Hoy por hoy, para pedirme nota central y exclusividad.
Te juro que pensé que estaban llamando equivocados, jamás en la
vida lo imaginé.
—¿Qué la sedujo de Venancio Flores, el personaje de su última novela?
—Me encantan los desafíos, y no hubo en el siglo XIX personaje más cuestionado que él. Creo que la gran virtud que tengo como escritora es que no tengo preconceptos y por eso encontré al hombre. Los personajes deben ser juzgados en su contexto histórico. A la novela le puse Tiempos violentos porque así era el siglo XIX, y sin entender cómo era esa época, no podés entender a Venancio Flores.
—¿Hay algo de usted en sus novelas?
—Todos mis libros tienen algo de mí. Pero te voy a dar una primicia, a fin de año sale un libro que se llama La otra María, y ese personaje tiene mucho de Mercedes Vigil. Es una escritora exitosa en ventas, argentina, divorciada, que en el año 2002 hereda una casa frente al Cantábrico, en el norte de Asturias, donde empezó la guerra civil. Va a ser testigo de hechos fantásticos, que lindan con lo paranormal, y eso la va a llevar a investigar quién vivió en esa casa, y descubrirá que fue una tía abuela suya que murió fusilada en la guerra civil. Es así que emprende la búsqueda de la niña desaparecida que debería ser ya viejita.
—Están sus detractores que dicen que usted sabe venderse bien y no tanto escribir…
—El éxito en Uruguay molesta, y la felicidad de un escritor molesta más. Porque el escritor tiene que ser depresivo y decir lo mal que la pasa escribiendo, y a mí me pasa todo lo contrario. Si la gente se pusiera a trabajar en el disfrute de la investigación, sin mirar lo que hace el otro, creo que habría más exitosos. Es más fácil decir “no me leen porque soy un escritor de culto”. Yo gracias a Dios vivo de mis libros.
—Sus hijas son su gran tesoro…
—Son un milagro y un gran esfuerzo. Sofía (20), Valentina (21) y Luciana (25) me dieron muchas satisfacciones. Son tolerantes, pacientes, un encanto.
—Tiene 50 años, ¿qué le enseñó la vida en este tiempo?
—Aprendí que nunca se puede perder la capacidad de sorpresa, que todos los días tenemos que levantarnos dispuestos a aprender algo nuevo, que nos equivocamos muchas veces y que eso no es malo, lo que es malo es no admitirlo, que debemos decir gracias, y aprendí que la vida siempre vale la pena.
—Conoció a grandes escritores…
—Conocer a García Márquez, desayunar con Eloy Martínez y tomar un café con Carlos Fuentes, fueron las experiencias más fantásticas.
—Si en una novela el personaje principal fuera usted, ¿qué capítulos incluiría?
—Mi infancia no podría faltar ya que fui absolutamente feliz. Estuve veintipico de años casada con un hombre maravilloso, mas allá de ser divorciada, soy fan del matrimonio. El nacimiento de mis hijas por supuesto estaría, y mis suegros, que son personas increíbles. También incluiría al año 2000 con la publicación de Una mujer inconveniente.
—¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
—Antes que una escritora me defino como una lectora. Creo que la literatura es el ámbito en donde los sueños se pueden soñar. Yo no quiero invitar a mis lectores a que lean, quiero invitarlos a soñar. Esa es mi mayor aventura, y eso la gente lo descubre en mis libros

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